Esta antigua ciudad inca es uno de los tesoros más preciados de Perú.
Fue construida a mediados del siglo XV y se cree que fue una de las residencias del noveno inca del Tahuantinsuyo, Pachacútec, aunque en ella también están los restos de un santuario.
Su nombre significa montaña vieja, y hace alusión al lugar donde se ubica, a unos 2453 msnm, en un premonitorio rocoso entre Machu Picchu y Huayna Picchu.
Es frecuente que durante la subida los viajeros sientan el mal de altura.
Actualmente, esta joya inca es uno de los focos turísticos del país.
Los viajeros se acercan hasta Aguas Calientes para iniciar la ruta inca que Hiram Bingham, el profesor de Yale, popularizó a principios del siglo XX.
El Santuario histórico de Machu Picchu está considerado como una de las siete nuevas maravillas del mundo moderno y ha sido declarado como patrimonio de la humanidad en 1983.
Una Aventura desde Cusco a Machu Picchu
1. INICIO EN LA ANTIGUA CAPITAL DEL IMPERIO INCA
Cusco, el punto de partida, es una ciudad que sorprende. Ubicada en medio de los Andes peruanos, en un valle a 3.400 metros de altitud, la antigua capital del imperio inca ofrece una colorida amalgama de mercados callejeros, iglesias barrocas y edificios coloniales.
Se trata del lugar ideal para empezar a aclimatarse a la altitud antes de emprender la ruta a la ciudadela de Machu Picchu, a 112 kilómetros de distancia.
2. CUSCO: FUNDADA POR DESIGNIO DIVINO
La leyenda cuenta que Manco Cápac, el primer gobernador de los incas, fundó la ciudad-estado de Qosqo en el siglo XII en las afueras de lo que hoy es la Plaza de Armas, tras una revelación de Inti, el dios Sol.
3. PARADA EN PUEBLOS CON HISTORIA Y MUCHO COLOR
En la actualidad Cusco es la puerta de entrada al Valle Sagrado, centro del universo inca gracias a sus fértiles tierras y su espectacular paisaje de ríos, cerros y quebradas que se extiende entre las poblaciones de Písac y Ollantaytambo.
Una de las paradas más coloridas es el pueblo de Chinchero, a 28 kilómetros de Cusco.
4. UN CENTRO DE INVESTIGACIÓN AGRÍCOLA
Chinchero es también el punto de acceso a uno de los rincones más peculiares del viaje: las terrazas de cultivo de Moray.
A primera vista parece un anfiteatro gigante en el que los incas tallaron círculos concéntricos hasta formar bancales hundidos en la tierra. Los Incas lo utilizaban como centro de investigación.
5. LAS RUINAS DE LA MAYOR FORTALEZA DEL IMPERIO INCA
La última parada del Valle Sagrado suele ser Ollantaytambo, un pueblo a 60 kilómetros de Cusco. Fue la residencia de la nobleza, un centro ceremonial y el fuerte de Manco Inca Yupanqui, el líder de la resistencia contra los conquistadores.
6. A LAS PUERTAS DE MACHU PICCHU
Los incas trazaron una red de caminos de 30.000 kilómetros que atravesaba los seis países del Tawantinsuyu. Se llamaba Capac Ñam, que en quechua significa Camino Real o Camino del Inca, y fue la red vial más larga y avanzada de la Sudamérica precolombina.
Su tramo más famoso son los 43 kilómetros que van del poblado de Chillca a Machu Picchu y que recibe el nombre de Camino Inca. Es una caminata que dura 4 días.
7. SEA COMO SEA, LA CUESTIÓN ES LLEGAR
Pero no todos van en tren o a pie a Aguas Calientes, la población desde donde se hace el ascenso final a Machu Picchu.
Hay quienes eligen llegar por vías alternativas y más económicas, pero no menos impresionantes. Una de las «rutas de atrás» parte de Cusco en autobús local o combi hacia las localidades de Santa María y Santa Teresa –casi siete horas en total– y después se sigue a pie junto a la vía del tren hasta Aguas Calientes, a 15 kilómetros desde la Hidroeléctrica.
Sea cual sea la ruta escogida, el premio es magnífico: la visita a uno de los sitios arqueológicos más enigmáticos del planeta.
8. EL MISTERIO DE MACHU PICCHU
Aún hoy las certezas acerca de Machu Picchu son escasas. Se sabe que los incas lo construyeron alrededor de 1450 y que lo abandonaron cien años después, tras la conquista española.
9. EN BUSCA DE LA MEJOR POSTAL
Una vez ahí, lo importante es apreciar el valor y el estilo de vida de aquella civilización y disfrutar del paisaje. Para esto último vale la pena subir el Huayna Picchu, la montaña que se ve de fondo en todas las postales de Machu Picchu.
El ascenso es empinado y lleva una hora, pero lo que se contempla desde arriba es el cierre magistral del viaje. Cuando la niebla se despeja, desde la cima del Huayna Picchu aparece la vista panorámica de la mayor obra arquitectónica y de ingeniería que legaron los incas.
Después de contemplar esa maqueta silenciosa, con los pies colgando del borde de la montaña, será muy difícil convencerse de que debemos bajar y regresar a nuestra civilización.
Para finalizar les dejo uno de los capítulos de esta hermosa aventura en el Machu Picchu:
Agradezco mucho la invitación a Yoel y su equipo para escribir en su blog sobre uno de los destinos más lindos de Sudamérica, "la quinta maravilla del mundo".
¡Hasta la Próxima!
Viví Majul