GlamDistrito Árabe o Kampong
A medida que te alejas del Little India vas dejando atrás una mayoría hindú y vas encontrando una población más heterogénea y de pronto, vuelve la homogeneidad, esta vez protagonizada por una mayoría musulmana lo que significa que has llegado al distrito árabe. Habiendo heredado esta religion de su vecino país Malasia mientras conformaron una federación, es natural la presencia musulmana en Singapur, pero esta vez, no se trata solo de malayos musulmanes sino de musulmanes de origen árabe.
Como una gran Puerta a este dristrito encontrarás una especie de arco y a unos pocos metros del mismo presidiendo el barrio la monumental mezquita del Sultan. Poderosa, hermosa e imponente se erige la misma para recibir exclusivamente a musulmanes por lo que nos fue imposible visitar su sala de oración, pero casi basta con verla ce cerca, admirar sus hermosas cúpulas y su minarete, escuchar el llamado a la oración y ya te puedes sentir satisfech@
Sin embargo, Kampong Glam no es un guetto. Para nada, es más bien un lugar muy comercial donde puedes encontrar todo tipo de comida árabe, halal, restaurantes de muchos países diferentes, textiles, alfombras, etc. Merece una visita diurna y una nocturna, la primera para apreciar sus graffittis y su arquitectura, la segunda porque el barrio iluminado es una preciosidad.
Me encantaron sus casas que hoy día son en su mayoría tiendas, restaurantes y pubes, jaja, y serán muy musulmanes pero por la noche había bastante movida.
ChinaTown
Y claro, también hay un barrio chino, cómo no? si al principio eran mayoría, (una de las razones de su separación de Malasia) no podía faltar el famoso China Town. El barrio fue creado como una política de segregación étnica al igual que los demás. Pensando en que he visto barrios chinos por doquier, en un principio no me apetecía mucho visitar uno más. Como todos los blogs de viaje lo recomiendan, decidí que lo visitaría para descubrir que este es un barrio chino muy particular: es sumamente ordenado (como casi todo en Singapur). A pesar de sus calles estrechas el Chinatown de Singapur no atosiga, no agobia. Claro que está repleto de tiendas de souvenirs, tiendas de ropa, tiendas de artesanía, de restaurantes, etc. pero no hay tiendas ni puestos libres de venta de copias de artículos de marca (al menos que yo viera). Uff, qué alivio!
Además es un barrio que conjuga lo antiguo con lo moderno, coronándose con el hermoso Templo y museo dela Reliquia del Diente de Buda (tamaño nombrecito) que es de construcción reciente (2007). Te preguntarás de donde viene el nombre del templo. Bueno, según dicen hay un diente de Buda allí guardado… a saber si era de Buda o no porque fue encontrado en 1980 en un templo que se derrumbó en Myanmar. Cuando entramos al templo estaban en pleno “culto o servicio religioso” (parece que tengo que averiguar como se le llama al ejercicio de cantar, orar? y meditar en un templo budhista, no tengo ni idea) entonces no podíamos tomar fotos ni videos, pero al menos fuimos bienvenidas. (Bueno, una sí tomé) Un predominante dorado casi cegador en todas las paredes, techos y objetos, el color rojo acompañando el dorado, los monjes con sus trajes de un vibrante naranja y amarillo, el olor a incienso y su omnipresente Ommmmm llenaba todos los sentidos y aunque no comprendía nada, el ambiente impresiona.
Había otro templo importante en la zona, además muy antiguo, pero estaba siendo renovado, por lo que no pudimos visitarlo.
En medio de Chinatown encontramos un templo hinduista de 1827 en el que los “feligreses” estaban continuamente dando vueltas alrededor del centro del templo. ¿Por qué? Nunca lo supe, aunque me quité los zapatos y di también mi vuelta, jajaja, pero todavía no me he enterado del porqué de este rito. Aunque pensándolo bien seguro que estaban cumpliendo una promesa o manda ya que este modesto templo está dedicado a la Diosa Mariamman que cura enfermedades. Bueno, digo yo, pero la gente daba vueltas y vueltas y no paraban. A saber si no tendrían que dar 2000 vueltas…
Tal como los dos barrios anteriores me llamó la atención el colorido, la arquitectura, los balcones y los ventanales esta vez diferentes, pero igual de interesantes. Y naturalmente los imperdibles grafitis. Además, se mezclan con la herencia china un poco de la herencia malaya o hindú…
En Chinatown también puedes comer “bueno, bonito y barato”, tanto así que puedes encontrar el restaurante con una Estrella Michelín más barato del mundo. Desgraciadamente mi compañera de viaje se negó a acompañarme y me perdí de la experiencia, pero creo que es como todo: “cría fama y acuéstate a dormir”. El restaurante vive de eso y siempre hay cola para entrar a comer el Famoso pollo chino por el que se le otorgó la Estrella.
Alguien quiere?
Continuará...