Después de fundirnos con las religiones y etnias que conviven en Singapur era hora de contemplar un Singapur más moderno y menos religioso. Como muchos sabrán, Singapur es un estado joven, tan joven que apenas me lleva 5 años 😉. Bueno, bueno, me explico: No es sino desde 1965 que Singapur se convierte en República independiente. ¡Así que es joven! Con una situación geográfica privilegiada y un programa de modernización, el pequeño país fue creciendo hasta convertirse en uno de los países mas prósperos de mundo. ¡Y claro eso se nota!
Nos vamos acercando al centro y, ¿qué vemos? Colores, colores y más colores, porque a pesar de haber tenido una época en la que los arquitectos quisieron imprimirle un tinte europeo, poco a poco fueron encontrando o asumiendo su estilo propio. De esa manera nos encontramos con la sede del Ministerio de Comunicación y Arte con todo el arcoíris en sus ventanas…
… O con la roja fachada del edificio del Cuerpo de Bomberos
E incluso el edificio de la policía que sorprendentemente tiene unas ventanas tan coloridas que sugieren otra cosa en lugar de un organismo policial.
Paseamos por la zona de ClarKe Quay y sigue el colorido, esta vez a orillas del río Singapur, donde aprovecharon los locales y almacenes del comercio fluvial caídos en decadencia para convertirlos en una zona de esparcimiento donde se encuentran restaurantes de tantos tipos de cocina como desees y muchísimos bares. Por las noches esta zona se llena de luces aportándole mucha magia al lugar.
Descubrí que la Galería Nacional tenía varias exposiciones gratuitas y no podía desaprovechar la ocasión, a pesar de que mi compañera de viaje “odia” los museos, la convencí de que entráramos con la idea de refrescarnos del húmedo calor de la ciudad. Y como era de esperar fue toda una experiencia. Visitamos la exposición que por su nombre más me llamó la atención: Nada es para Siempre. Básicamente consistía en esculturas de todo tipo de materiales las cuales no pasan desapercibidas.
Esta última foto es de una de las obras expuestas que más me llamó la atención. “Tu mirada en blanco me dejó en el mar” de Ang Song Nian. Es la representación de una misma figura en diferentes materiales, tamaños y colores. Para mí representa la humanidad., porque así somos, iguales pero diferentes, alt@s, baj@s, rubi@s, moren@s, gord@s, flac@s, negr@s, blanc@s, fuertes, débiles, resistentes, frágiles… es decir representa la diversidad.
En realidad, se trata de “una colección de recuerdos de Merlion hechos de una variedad de materiales como vidrio, cerámica, madera, porcelana y bronce que el artista había recolectado de amigos o comprado en tiendas de segunda mano y tiendas de recuerdos para turistas.”
“Estaba interesado en las muchas formas diferentes que puede tomar el Merlion... y... en la forma en que la figura ha evolucionado. Ang señala que las personas han hecho suyas las figurillas de Merlion de varias maneras. Algunos, por supuesto, muestran rastros de mal uso y falta de cuidado, están astillados o rotos y han sido pegados nuevamente. Algunos han sido dibujados y embellecidos.”
Contentas y satisfechas (al menos yo) nos fuimos a Fort Canning Park, un oasis en el centro de Singapur situado en una colina que antes fue llamada por los malayos “la Colina prohibida” ya que creían que estaba embrujada. Embrujada o no, es muy agradable pasear por sus senderos cargados de historia, ya que por ejemplo hay un fuerte, restos arqueológicos o simplemente puedes contemplar sus enormes y hermosos árboles o hacer lo que hicimos nosotras: refrescarnos en una pila.
También puedes hacer cola para tomarte una foto en lugares “instagrameables” como la escalera espiral en un túnel donde yo no hice la cola (aunque me hubiera gustado) y por consiguiente la foto a continuación foto no la tomé yo, pero sí la de al lado mientras una desconocida posaba por interminables minutos ante la cola que esperaba con calma.
Después de nuestro lindo paseo y unos aperitivos, decidimos ir al archiconocido museo de Arte y Ciencia situado en un innovador edificio con forma de flor de loto. Su diseño es impresionante no solo por su hermosura o por lo que representa (muchos dicen que es una mano abierta) sino también porque está diseñado para ahorrar energía y otros recursos de manera que su huella ambiental sea más leve. Por ejemplo, su techo recoge el agua de lluvia, la recicla y la usa en su sistema de plomería y casa pétalo usa la luz natural para iluminar sus salas a través de sus claraboyas.
Aunque tiene muchísimas salas para exposiciones itinerantes sólo podíamos visitar una de las tres exposiciones permanentes: Curiosidad, Inspiración y Expresión. Un poco difícil de elegir, pero terminamos por comprar las entradas para visitar Expresión, una sala multimedia inmersiva de luces y sonidos.
Por cierto, el teatro ópera Esplanade, ese que atravesamos para llegar al museo, es una edificación impresionante, a la que mucha gente llama el gran Durian porque su fachada recuerda esta fruta, misma que me arrepiento de no haber probado. Desgraciadamente las fotos que tomé con el móvil no le hacen justicia al icónico teatro.